Nuestros grandes retos en materia de seguridad pública || Por: José Manzur Lizárraga

En días recientes se han estado llevando a cabo extensas y acaloradas discusiones en materia de seguridad pública, mismas que han tenido lugar en ambas tribunas del Congreso de la Unión. Estas discusiones son de gran relevancia dado que este tema posee especial importancia dentro de la agenda política y social de nuestro país. La Guardia Nacional es una institución de seguridad pública, creada en marzo del 2019, bajo el argumento de que sería de carácter civil y que traería consigo grandes mejoras en materia de seguridad pública; sin embargo, los resultados hasta ahora obtenidos, dejan mucho que desear.

Desde hace más de una década (2006), cuando el expresidente Calderón optó por iniciar un combate frontal contra los cárteles del crimen organizado, las Fuerzas Armadas Mexicanas (FF.AA.), compuestas por el Ejército y la Marina han venido teniendo un gran protagonismo en las tareas de seguridad pública. Contrario a lo esperado durante este periodo de tiempo, los índices de homicidios, enfrentamientos y la letalidad a causa de los mismos, han crecido exponencialmente, hecho que es lamentable dado que muchas personas inocentes han perdido la vida a manos de ambos bandos.

Como lo dicta nuestra Constitución en la ley orgánica del ejército y fuerzas armadas, estas son instituciones (como su nombre lo dice) permanentemente armadas, que tienen la misión de defender la integridad, independencia y soberanía de la nación. Por lo que las tareas de seguridad pública no se encuentran dentro de sus obligaciones constitucionales. Esto puede explicar porque su adiestramiento, disciplina y preparación distan mucho de los implementados en las academias de policía.

Se puede decir que tras la salida del ejército a las calles, muchas policías estatales y municipales dejaron de profesionalizarse, mejorar e invertir, dado que erradamente cedieron su responsabilidad al ejército y marina.

Esto trajo como resultado que hoy muchas policías estatales y municipales sean incapaces de hacer frente por si mismas al crimen organizado; derivado de su incapacidad, opacidad, limitado adiestramiento y bajos niveles de inversión, así como equipamiento. Por lo que se debe exigir el fortalecimiento inmediato que permita el amplio mejoramiento de las capacidades de la fuerza civil en seguridad pública.

De acuerdo a un análisis realizado por el profesor Victor Manuel Sanchez, de la Universidad Autónoma de Coahuila, la tendencia mundial sobre seguridad pública indica que el 75% de los países a nivel mundial, están optando por contar con cuerpos policiales de carácter civil. Puesto que este tipo de policías muestran ser más eficientes y dan mejores resultados en sus tareas de seguridad pública. Por otra parte debemos entender que México no ha sido capaz de consolidar un sistema de investigación penal confiable que permita esclarecer, investigar y sancionar delitos o fenómenos complejos por lo que tristemente somos un país con muy altos niveles de impunidad.

En conclusión, las recientes administraciones nos han enseñado que el hecho de militarizar la seguridad pública, no necesariamente se traduce en más y mejores condiciones, sino por contrario, los homicidios y la letalidad han venido creciendo considerablemente, a tal grado que de 2007 a 2008 los índices de letalidad en el país crecieron en un 61%. Además, por la naturaleza de la institución y sus deberes constitucionales el adiestramiento del ejército está mayormente basado en la fuerza letal, así lo han demostrado las cifras que indican que hay más abatimientos que detenciones delincuenciales.

Por tanto, como mexicanos debemos exigir que las tareas de seguridad pública sean efectuadas por nuestras policías, que son quienes por mandato constitucional están obligadas a preservar el orden público y garantizar la seguridad. Hecho que será posible en la medida que las policías locales se adiestren, profesionalicen y vuelvan más eficientes. Debemos entender que vivimos en un mundo globalizado con acceso a tecnologías de la información que debemos explotar a nuestro favor, tecnologías que son cruciales y de gran importancia para combatir al crimen organizado mediante la investigación, planeación y ejecución de operaciones policiales. Herramienta antes conocida como inteligencia policial.